BASE DE DATOS. INTERPRETACIÓN SIMBÓLICA E HISTÓRICO-CRÍTICA: LIBROS, INVESTIGADORES, TEÓLOGOS, DEBATES, ENTREVISTAS, CONFERENCIAS, DOCUMENTALES...
(cristianismo.historia.teologia@gmail.com)
Dirección y presentación: Francisco de
Oleza Le-Senne Invitados: José María Kaydeda, Fernando Sánchez Dragó, Antonio
Piñero, José Rius-Camps y Manuel Alcalá
Antonio Piñero: El otro Jesús. Vida de Jesús según los evangelios apócrifos (Herder).
Dirección y
presentación: Francisco de Oleza Le Senne Invitados: José Gómez Cafarena,
Antonio Piñero Saenz, Gonzalo Puente Ojea, Josep Rius Camps, Fernando Sanchez
Dragó y Shifra Sznoll.
El Evangelio de Juan. La construcción de un texto complejo: Orígenes
históricos y proceso compositivo (Monografías de filología griega) (Spanish
Edition)
Reseña de "Y la
Biblia Tenía Razón" de Werner Keller
"Y la Biblia
Tenía Razón: La Verdad Histórica Comprobada por las Investigaciones
Arqueológicas" (Und die
Bibel hat doch recht, 1955) de Werner Keller es una de las obras de
divulgación más exitosas e influyentes del siglo XX. Su propósito fundamental
es establecer un diálogo entre la fe, la historia y la arqueología,
argumentando que los descubrimientos arqueológicos modernos corroboran la veracidad
histórica de numerosos pasajes bíblicos.
Propósito y Contenido
Keller, un investigador y
periodista alemán, se propuso despojar a la Biblia de la etiqueta de ser
únicamente un texto mitológico o religioso, presentándola en cambio como un documento
histórico cuyo contenido puede ser validado por la ciencia de la
arqueología.
El libro está
estructurado cronológicamente, siguiendo los relatos bíblicos desde el Génesis
hasta la época apostólica del Nuevo Testamento.
Antiguo Testamento: Gran parte del libro se centra en los
relatos del Antiguo Testamento. Keller examina las excavaciones en
Mesopotamia, Egipto y Canaán, buscando evidencia material para los
patriarcas, el Diluvio, el éxodo, y los reinos de David y Salomón.
Ejemplos Cubiertos: La búsqueda de la ciudad de Ur de Caldea
de Abraham; los vestigios de una gran inundación que podría relacionarse
con el Diluvio bíblico; la verificación de ciudades mencionadas en los
tiempos del reino dividido (como el fin del reino septentrional de
Israel); y el hallazgo de los Rollos del Mar Muerto.
Nuevo Testamento: La sección del Nuevo Testamento es más
breve, centrándose principalmente en la época apostólica y los
viajes de San Pablo, utilizando inscripciones y hallazgos en el
Mediterráneo para verificar ubicaciones y eventos descritos en el libro de
los Hechos.
Estilo y Recepción
El gran éxito de Y la
Biblia Tenía Razón reside en su lenguaje accesible y vivaz, que
transforma un tema académico complejo en una narración emocionante y fácil de
seguir. Keller entrelaza los relatos bíblicos con los descubrimientos de los
arqueólogos, presentando un argumento convincente y atractivo para el lector
general. El libro está profusamente ilustrado con fotografías y mapas.
Crítica y Contexto
Histórico
Aunque el libro fue
recibido con entusiasmo por el público general y por creyentes que vieron
reforzada su fe, la obra ha sido objeto de críticas académicas
posteriores, especialmente en el contexto de la arqueología bíblica moderna:
Selectividad de la Evidencia: Los críticos señalan que Keller tiende a
presentar solo la evidencia que confirma el relato bíblico, a
menudo ignorando o minimizando los hallazgos que lo contradicen o
complican.
Dogmatismo: La premisa del libro es que la Biblia "tenía razón", lo que
invierte el método científico. Los arqueólogos modernos tienden a abordar
el texto bíblico como una de muchas fuentes históricas (junto con
inscripciones egipcias, mesopotámicas, etc.), en lugar de considerarlo una
fuente infalible que debe ser verificada.
Investigación Desactualizada: Publicado a mediados de los años 50, gran
parte de la arqueología bíblica que Keller cita ha sido revisada y
matizada por décadas de excavaciones e interpretaciones posteriores,
especialmente en temas como el Éxodo y la Conquista de Canaán.
Conclusión de la
Reseña
"Y la Biblia Tenía
Razón" es un clásico de la divulgación arqueológica y un hito
cultural. Para el lector que busca un recorrido fascinante por la historia
antigua y los lugares bíblicos, el libro ofrece una lectura cautivadora que
conecta la fe con los descubrimientos en el terreno. Sin embargo, debe leerse
con la conciencia de que su objetivo principal es apologético (defender
la verdad de la Biblia) y que sus conclusiones deben ser contrastadas con la arqueología
moderna más reciente.
Es la figura central de la religión cristiana y sus múltiples denominaciones. Para la mayor parte de ellas tiene dos naturalezas, una divina y otra humana. La primera no pertenece al ámbito de la historia, la segunda si. Prácticamente todo lo que sabemos de él procede de fuentes cristianas, esencialmente los evangelios y otros libros del Nuevo Testamento como las epístolas paulinas. Todas son posteriores a su muerte a manos de Poncio Pilato, prefecto romano de Judea durante el reinado del emperador Tiberio.
Su historicidad de cualquier modo parece fuera de toda duda. Dos autores romanos, los historiadores Flavio Josefo y Tácito hacen dos breves menciones sobre la figura de Jesús décadas más tarde de su desaparición física, cuando el cristianismo había adquirido ya cuerpo tanto en la propia Judea como fuera de ella. Sobre esta base y la obtenida de excavaciones arqueológicas los historiadores llevan dos siglos tratando de distinguir el Jesús histórico, el predicador judío que pasó por este mundo en la primera mitad del siglo I, del Jesucristo de la fe, que sirve de fundamento al cristianismo.
Hoy en La ContraHistoria nos sumergimos de manos de Alberto Garín en este fascinante personaje histórico que, precisamente por la revelación que trajo consigo o le atribuyeron sus sucesores, terminaría cambiando la historia de un modo tal que el mundo que le siguió sería simplemente inexplicable sin el cristianismo.
No existe hasta la fecha una edición del Nuevo Testamento meramente histórica, efectuada con criterios estrictamente académicos, no confesionales, sin ninguna tendencia religiosa previa. La correcta comprensión de textos escritos hace casi dos milenios exige una labor explicativa basada en conocimientos literarios e históricos, no solo teológicos. Contemplar los libros del Nuevo Testamento con nuevos ojos tras el mismo tratamiento crítico deparado a cualquier otro texto de la Antigüedad grecolatina presenta a menudo un sentido diferente y más interesante si cabe.
Los autores tratan de responder a preguntas continuamente formuladas en los medios: ¿Qué hay de verdad histórica en los Evangelios? ¿Qué de ficción? ¿Añadió mucho la Iglesia primitiva de su cosecha a la tradición sobre Jesús de Nazaret de modo que esta quedó distorsionada? ¿Qué opinan al respecto los historiadores y comentaristas de las muy diversas confesiones del cristianismo?
Esta mirada, al menos relativamente nueva, sobre los libros del Nuevo Testamento puede incluso conducir a un redescubrimiento de este conjunto de obras por parte del lector, independientemente de sus creencias. Es igualmente cierto que a menudo muchas aclaraciones a textos tan antiguos, a veces tan alejados de la mentalidad general del siglo XXI, tienen un carácter puramente probable. También interesa que el lector, tras hacerse una idea de las opiniones diferentes expresadas en el comentario, se forme la suya propia independiente de la de los autores.