
https://soundcloud.com/user-922069132/verdadesymentirasdelcdigodavinci
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APUNTES DEL DEBATE
Se presenta una novela ficticia como de investigación, asegurándose que está basada en documentación. No tiene ningún sentido presentar un monje numerario del Opus Dei, ya que esta es una organización seglar. Se mezcla la ficción con pequeñas verdades que producen una gran desorientación en el espectador medio. Esta figura del sicario es altamente perjudicial para esta organización, aunque también ello pueda originar el efecto contrario. Lo más doloroso de la novela son la negación de la divinidad de Cristo, de la autoridad de la Escritura y del dogma cristiano.
Lo que revelan los Evangelios es que María Magdalena se arrepiente de sus pecados y se transforma en seguidora convencida de Jesús de Nazaret. Más allá de especulaciones sobre su oficio, el hecho relevante es su conversión y cambia radicalmente su vida gracias a Jesús y devino modelo para los cristianos posteriores.
Se ha especulado muchísimo sobre los templarios, que restan notablemente desfigurados por la novelística actual.
Los historiadores han de reflexionar sobre la necesidad de divulgar la verdad histórica en contraste con las fabulaciones de esta novela.
El Código da Vinci constituye una gran fabulación magníficamente trabada desde un punto de vista literario y comercial, ello sin perjuicio de que se viertan muchísimas falsedades. El lector corriente no sabe hasta dónde llega la ficción y se presentan hechos falsos como históricos: que la Iglesia, al principio, predicaba a un Jesús humano cuando ha predicado desde el principio a un Jesús divino; que el Canon Neotestamentario se forma en el Concilio de Nicea, en el siglo IV; y se presenta como antiguo un mito moderno relativo a María Magdalena, cuando la Iglesia primitiva, por lo menos hasta el siglo IV, no mostraba interés alguno por su figura. En ningún caso puede tampoco sostenerse que la Magdalena participase en la Última Cena, como sostienen determinadas especulaciones en torno al famoso fresco de Leonardo da Vinci.
De María Magdalena no se sabe prácticamente nada. Lo que dicen de ella los evangelios apócrifos es históricamente irrelevante, ya que se trata de obras escritas unos 150 años después de la muerte de Jesús de Nazaret y son de una tendencia especialísma y sesgada (el gnosticismo). El Evangelio apócrifo de Felipe no dice que Jesús la besara en la boca, ya que el manuscrito está precisamente agujereado en la parte que revela dónde la besaba, si bien es cierto que probablemente es en la boca, lo que se ha de interpretar en clave iniciático-gnóstica de transmisión del conocimiento. Por su parte, el Evangelio apócrifo de Tomás dice que María Magdalena es el signo perfecto de la virilidad y que Salomé era la mujer de Jesús de Nazaret con quien que compartía mesa y lecho, lo que no parece corresponderse con las tesis del Código Da Vinci.
Los Evangelios Canónicos contienen evidentes contradicciones en materias tan significativas como la genealogía de Jesús, su nacimiento, la interpretación de su figura o la fecha de su muerte, todo ello en un contexto de gran desconocimiento histórico sobre el referido personaje. La pretendida continuidad de la doctrina de la Iglesia parte del supuesto históricamente consistente de que la fe en Jesús empieza reinterpretándole desde el primer momento. No se transmite pues el Jesús histórico sino un Jesús repensado, reinterpretado e idealizado. Por lo tanto, desde un punto de vista histórico, hay un corte brusco entre el Jesús de la historia y el Jesús idealizado unos quince o veinte años después de su muerte. Del Jesús histórico se saben ocho o nueve cosas, por ejemplo, que era discípulo de Juan Bautista.
Lo escrito sobre el Priorato de Sión es un relato antisemita, aspecto este reconocido por los propios historiadores antisemitas. El Demonio Asmodeo representado en la iglesia de Rennes-le-Château, es un personaje del Libro de Tobías que está enamorado de Sarra, la prometida de aquel. Asmodeo se dedicaba a matar a los pretendientes de la muchacha hasta que el Arcángel Rafael ayuda a Tobías a derrotar al referido demonio. El propósito de este movimiento es la restauración de la monarquía en Francia.
El fenómeno del Código da Vinci ha provocado que en los Estados Unidos el Opus Dei haya experimentado cuarenta mil nuevas afiliaciones.
Se tacha como apócrifo todo relato discordante a la línea oficial de la Iglesia. Cabe preguntarse qué es menos fantástico, si que una virgen engendre un ser humano reconocido como mesías por influencia divina o que Jesús hubiera podido estar realmente casado con María Magdalena.
Hay partes reales en el Código da Vinci. El tratamiento que dan a María Magdalena los evangelios apócrifos, en contraste con los canónicos, revela claramente que fue la compañera sentimental de Jesús de Nazaret, que difiere con el trato que le da a los apóstoles, con gran ira de Pedro. La mujer no resulta agredida en absoluto en el Código da Vinci y parece elevar la figura de la mujer por encima del propio Jesús.
Se dice que el Padre Berenger Saunière. debió de descubrir una genealogía de Cristo hasta nuestros días. Por ello la Iglesia, quizás a través de la dinastía de los Habsburgo debió de comprar su silencio del clérigo o la propia documentación. Pero se trata de una elucubración sin pruebas. Sí que es cierto que, a partir de determinado momento, gasta muchísimo dinero y que intenta reflejar el miedo que le produce el conocimiento que ha descubierto para que pueda ser interpretado por aquellos que sepan entenderlo. Lo refleja en su iglesia que deviene verdadero testamento de piedra, presidida por el Diablo Asmodeo y la leyenda Terribilis ist lucus iste (Este es un lugar terrible). Hay que entender, sin embargo, el adjetivo terrible en el sentido de esplendoroso. Ello hay que interpretarlo en relación sobre el relato de la escalera de Jacob y de la existencia de una cripta que contiene un enterramiento que habría que descubrir y saber de quién se trata.
El tema de Rennes-le-Chatêau es importante y no debe despreciarse. Después de investigarlo con excepticismo, hay elementos de juicio y argumentos que llevan a pensar que algo de cierto hay. La leyenda de Rennes-le-Chatêau ha alimentado los Dosieres Secretos. No puede tomarse en serio el Priorato de Sión, fabulación de Pierre de Plantard.
Lo que está claro es que la figura que aparece en la Última Cena de Leonardo da Vinci, aspecto básico del relato, es una mujer, ya que el pintor era un experto anatomista, ello con independencia de que fuese o no María Magdalena. Considerar a María Magdalena el recipiente con contiene la sangre de Cristo, el Grial, es una metáfora, al igual que la Eucaristía.
De mayor actualidad que la figura de María Magdalena es la manera en que Dan Brown trata a la mujer: carne rosada y vientre florecido. La identificación de la derecha (el derecho) con el hombre y de la izquierda (sinistra) con la mujer es revelador de la idea que tiene al respecto. La comparación del vientre de la mujer con la nave central de las catedrales no puede calificarse sino como clitorización (término bestial). Algo parecido sucede con identificar la Torre Eifeel con el falo eterno.
Las claves de la iglesia de de Rennes-le-Chatêau son francmasónicas y rosacruces. Según la tradición oral, el Demonio Asmodeo habría sido el constructor del Templo de Salomón.
El Código da Vinci se aprovecha del interés del público por la religión. Está lleno de especulaciones y cabe preguntarse por qué no se hace lo mismo con los dogmas musulmanes. Todos han aprovechado su publicación para hacer sus propias publicaciones e intervenciones.
Es una novela entretenida que presenta aspectos de la Iglesia desde otra perspectiva pero históricamente es voluntariamente detestable. Distorsiona, por ejemplo, la imagen de Sevilla, apesar de que la conoce perfectamente por haver residido allí. La figura de Jesús que plantea es errónea, la de la historia de la Iglesia y las Escrituras, falsa. Además presenta como histórica una figura de la Magdalena totalmente mítica y especulativa y las consideraciones sobre el Santo Grial son demenciales. Ello no es óbice, sin embargo, para que funcione como novela.
El mensaje de Dan Brown no es ninguna novedad, si bien amplía la perspectiva de la percepción de Jesús hacia los evangelios apócrifos y el enfoque que éstos hacen de su figura. Ello ha supuesto un nuevo interés por la literatura apócrifa constatable en el mundo editorial.
Los gnósticos plantean otra forma de concebir el cristianismo y apoyan esta creencia con sus propias bases históricas. También los Evangelios Canónicos contienen contradicciones históricas.
Hubo un cristianismo que contradice la concepción judaica de la mujer, causante del pecado original. El cristianismo de los primeros tiempos era muy variado. Detrás de los textos gnósticos hay un gran patrimonio filosófico.
El relato sobre el Priorato de Sión es una gran fantasía, un invento de Pierre Plantard que afirma ser descendiente de Jesús de Nazaret y prior del Priorato. Sí que hay una tradición oral indemostrable sobre el afán de los templarios para buscar al descendiente de Jesús de Nazaret para entronizarlo en Francia.
En cualquier caso, se trata de una novela impactante, que ha hecho que muchas personas se cuestionen la visión oficial del cristianismo y de la Iglesia.
APUNTES DEL DEBATE
El Código da Vinci es, desde un punto de vista histórico-científico, una ficción hábilmente trabada, lo que constituye, paradójicamente, su gran debilidad. Es una obra que produce gran desorientación y en ningún caso pueden tomarse en serio las acusaciones que se vierten contra el Opus Dei.
Se presenta una novela ficticia como de investigación, asegurándose que está basada en documentación. No tiene ningún sentido presentar un monje numerario del Opus Dei, ya que esta es una organización seglar. Se mezcla la ficción con pequeñas verdades que producen una gran desorientación en el espectador medio. Esta figura del sicario es altamente perjudicial para esta organización, aunque también ello pueda originar el efecto contrario. Lo más doloroso de la novela son la negación de la divinidad de Cristo, de la autoridad de la Escritura y del dogma cristiano.
Hay una continuidad en la creencia de los cristianos y la doctrina de la Iglesia que obra por revelación. Hay un hilo conductor desde la primitiva la fe hasta nuestros días, de la cual, los gnósticos se alejaron. Los Evangelios Canónicos fueron aceptados, no únicamente por la iglesia, sino por el conjunto del pueblo fiel, conservándose unos 2.500 leccionarios de los primeros siglos, más allá de los textos que integran el Nuevo Testamento propiamente dicho, y que reproducían los textos que eran leídos en las liturgias.
Lo que revelan los Evangelios es que María Magdalena se arrepiente de sus pecados y se transforma en seguidora convencida de Jesús de Nazaret. Más allá de especulaciones sobre su oficio, el hecho relevante es su conversión y cambia radicalmente su vida gracias a Jesús y devino modelo para los cristianos posteriores.
Se ha especulado muchísimo sobre los templarios, que restan notablemente desfigurados por la novelística actual.
Los historiadores han de reflexionar sobre la necesidad de divulgar la verdad histórica en contraste con las fabulaciones de esta novela.
El Código da Vinci constituye una gran fabulación magníficamente trabada desde un punto de vista literario y comercial, ello sin perjuicio de que se viertan muchísimas falsedades. El lector corriente no sabe hasta dónde llega la ficción y se presentan hechos falsos como históricos: que la Iglesia, al principio, predicaba a un Jesús humano cuando ha predicado desde el principio a un Jesús divino; que el Canon Neotestamentario se forma en el Concilio de Nicea, en el siglo IV; y se presenta como antiguo un mito moderno relativo a María Magdalena, cuando la Iglesia primitiva, por lo menos hasta el siglo IV, no mostraba interés alguno por su figura. En ningún caso puede tampoco sostenerse que la Magdalena participase en la Última Cena, como sostienen determinadas especulaciones en torno al famoso fresco de Leonardo da Vinci.
De María Magdalena no se sabe prácticamente nada. Lo que dicen de ella los evangelios apócrifos es históricamente irrelevante, ya que se trata de obras escritas unos 150 años después de la muerte de Jesús de Nazaret y son de una tendencia especialísma y sesgada (el gnosticismo). El Evangelio apócrifo de Felipe no dice que Jesús la besara en la boca, ya que el manuscrito está precisamente agujereado en la parte que revela dónde la besaba, si bien es cierto que probablemente es en la boca, lo que se ha de interpretar en clave iniciático-gnóstica de transmisión del conocimiento. Por su parte, el Evangelio apócrifo de Tomás dice que María Magdalena es el signo perfecto de la virilidad y que Salomé era la mujer de Jesús de Nazaret con quien que compartía mesa y lecho, lo que no parece corresponderse con las tesis del Código Da Vinci.
Los Evangelios Canónicos contienen evidentes contradicciones en materias tan significativas como la genealogía de Jesús, su nacimiento, la interpretación de su figura o la fecha de su muerte, todo ello en un contexto de gran desconocimiento histórico sobre el referido personaje. La pretendida continuidad de la doctrina de la Iglesia parte del supuesto históricamente consistente de que la fe en Jesús empieza reinterpretándole desde el primer momento. No se transmite pues el Jesús histórico sino un Jesús repensado, reinterpretado e idealizado. Por lo tanto, desde un punto de vista histórico, hay un corte brusco entre el Jesús de la historia y el Jesús idealizado unos quince o veinte años después de su muerte. Del Jesús histórico se saben ocho o nueve cosas, por ejemplo, que era discípulo de Juan Bautista.
Lo escrito sobre el Priorato de Sión es un relato antisemita, aspecto este reconocido por los propios historiadores antisemitas. El Demonio Asmodeo representado en la iglesia de Rennes-le-Château, es un personaje del Libro de Tobías que está enamorado de Sarra, la prometida de aquel. Asmodeo se dedicaba a matar a los pretendientes de la muchacha hasta que el Arcángel Rafael ayuda a Tobías a derrotar al referido demonio. El propósito de este movimiento es la restauración de la monarquía en Francia.
El Código da Vinci ha despertado sensibilidades y ha invitado a pensar, más allá de lo bien o mal escrito que pueda estar. También hay que considerar el mérito que supone haber vendido más de cuarenta millones de ejemplares.
El fenómeno del Código da Vinci ha provocado que en los Estados Unidos el Opus Dei haya experimentado cuarenta mil nuevas afiliaciones.
Se tacha como apócrifo todo relato discordante a la línea oficial de la Iglesia. Cabe preguntarse qué es menos fantástico, si que una virgen engendre un ser humano reconocido como mesías por influencia divina o que Jesús hubiera podido estar realmente casado con María Magdalena.
Hay partes reales en el Código da Vinci. El tratamiento que dan a María Magdalena los evangelios apócrifos, en contraste con los canónicos, revela claramente que fue la compañera sentimental de Jesús de Nazaret, que difiere con el trato que le da a los apóstoles, con gran ira de Pedro. La mujer no resulta agredida en absoluto en el Código da Vinci y parece elevar la figura de la mujer por encima del propio Jesús.
Se dice que el Padre Berenger Saunière. debió de descubrir una genealogía de Cristo hasta nuestros días. Por ello la Iglesia, quizás a través de la dinastía de los Habsburgo debió de comprar su silencio del clérigo o la propia documentación. Pero se trata de una elucubración sin pruebas. Sí que es cierto que, a partir de determinado momento, gasta muchísimo dinero y que intenta reflejar el miedo que le produce el conocimiento que ha descubierto para que pueda ser interpretado por aquellos que sepan entenderlo. Lo refleja en su iglesia que deviene verdadero testamento de piedra, presidida por el Diablo Asmodeo y la leyenda Terribilis ist lucus iste (Este es un lugar terrible). Hay que entender, sin embargo, el adjetivo terrible en el sentido de esplendoroso. Ello hay que interpretarlo en relación sobre el relato de la escalera de Jacob y de la existencia de una cripta que contiene un enterramiento que habría que descubrir y saber de quién se trata.
El tema de Rennes-le-Chatêau es importante y no debe despreciarse. Después de investigarlo con excepticismo, hay elementos de juicio y argumentos que llevan a pensar que algo de cierto hay. La leyenda de Rennes-le-Chatêau ha alimentado los Dosieres Secretos. No puede tomarse en serio el Priorato de Sión, fabulación de Pierre de Plantard.
Lo que está claro es que la figura que aparece en la Última Cena de Leonardo da Vinci, aspecto básico del relato, es una mujer, ya que el pintor era un experto anatomista, ello con independencia de que fuese o no María Magdalena. Considerar a María Magdalena el recipiente con contiene la sangre de Cristo, el Grial, es una metáfora, al igual que la Eucaristía.
La historia narrada es una fabulación que no puede justificarse, de modo alguno, en criterios comerciales y de índice de potenciales lectores. Se trata de alfalfa espiritual para los borregos de Cristo, ya que se ha convertido en la principal fuente de información en relación con Jesús de Nazaret. En ningún caso puede sostenerse que aparezca María Magdalena en el fresco de Leonardo da Vinci sobre la Última Cena.
De mayor actualidad que la figura de María Magdalena es la manera en que Dan Brown trata a la mujer: carne rosada y vientre florecido. La identificación de la derecha (el derecho) con el hombre y de la izquierda (sinistra) con la mujer es revelador de la idea que tiene al respecto. La comparación del vientre de la mujer con la nave central de las catedrales no puede calificarse sino como clitorización (término bestial). Algo parecido sucede con identificar la Torre Eifeel con el falo eterno.
La figura de la mujer en el judaísmo no se contempla como tabú sexual sino como objeto de la propiedad del hombre. La Iglesia Católica necesita actualmente un verdadero Lutero y no especuladores com Dan Brown.
Las claves de la iglesia de de Rennes-le-Chatêau son francmasónicas y rosacruces. Según la tradición oral, el Demonio Asmodeo habría sido el constructor del Templo de Salomón.
El Código da Vinci se aprovecha del interés del público por la religión. Está lleno de especulaciones y cabe preguntarse por qué no se hace lo mismo con los dogmas musulmanes. Todos han aprovechado su publicación para hacer sus propias publicaciones e intervenciones.
Es una novela entretenida que presenta aspectos de la Iglesia desde otra perspectiva pero históricamente es voluntariamente detestable. Distorsiona, por ejemplo, la imagen de Sevilla, apesar de que la conoce perfectamente por haver residido allí. La figura de Jesús que plantea es errónea, la de la historia de la Iglesia y las Escrituras, falsa. Además presenta como histórica una figura de la Magdalena totalmente mítica y especulativa y las consideraciones sobre el Santo Grial son demenciales. Ello no es óbice, sin embargo, para que funcione como novela.
Otros fenómenos literarios parecidos fueron Caballo de Troya, Vida después de la vida, El retorno de los brujos, si bien El código da Vinci, tanto en su versión original escrita, como en la filmográfica, sin duda, los supera.
El mensaje de Dan Brown no es ninguna novedad, si bien amplía la perspectiva de la percepción de Jesús hacia los evangelios apócrifos y el enfoque que éstos hacen de su figura. Ello ha supuesto un nuevo interés por la literatura apócrifa constatable en el mundo editorial.
Los gnósticos plantean otra forma de concebir el cristianismo y apoyan esta creencia con sus propias bases históricas. También los Evangelios Canónicos contienen contradicciones históricas.
Hubo un cristianismo que contradice la concepción judaica de la mujer, causante del pecado original. El cristianismo de los primeros tiempos era muy variado. Detrás de los textos gnósticos hay un gran patrimonio filosófico.
El relato sobre el Priorato de Sión es una gran fantasía, un invento de Pierre Plantard que afirma ser descendiente de Jesús de Nazaret y prior del Priorato. Sí que hay una tradición oral indemostrable sobre el afán de los templarios para buscar al descendiente de Jesús de Nazaret para entronizarlo en Francia.
En cualquier caso, se trata de una novela impactante, que ha hecho que muchas personas se cuestionen la visión oficial del cristianismo y de la Iglesia.
La Magdalena es el último tabú del Cristianismo. La (eventual) aceptación por la Iglesia de que fue la compañera de Jesús podría cambiar muchos aspectos, como el acceso de la mujer al sacerdocio o la identificación de la mujer con el pecado carnal, así como la desaparición del celibato sacerdotal. Son aspectos aceptados por los teólogos y biblistas y teólogos que, sin embargo, se ocultan al público, especialmente, que María Magdalena podría haber sido la depositaria de los secretos de Jesús y que debía haber sido su sucesora en la Iglesia.
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