Según Javier Alonso, la resurrección no es admisible desde un punto de vista científico. A partir de este postulado cabe preguntarse por la razón de esta creencia por parte de los discípulos de Jesús de Nazareth.
Quizás, el
fundamento último resida en el hecho de que su cuerpo nunca habría sido
encontrado, lo que les habría impedido iniciar la fase de duelo y la
consiguiente asimilación de la pérdida. A ello cabe añadirle el trauma que
supuso para sus seguidores saber que su líder había muerto en la cruz de forma
infamante, lo que supuso el inesperado y abrupto fracaso de su misión. Ello
habría generado, a su vez, una falta de aceptación de la evidencia, exacerbada
quizás, por el sentido de culpabilidad derivado del hecho de haberlo abandonado
a su suerte ante la reacción del poder romano.
En este sentido,
el hecho desencadenante de este proceso en la formación de la creencia en la
resurrección del Maestro acaso fuese la inestabilidad emocional de María
Magdalena (de la que había expulsado siete demonios), personaje cercano a Jesús
y que interiorizaría su muerte de forma particularmente íntima. Ella habría
manifestado a los demás discípulos su percepción y convencimiento de que Jesús
estaba de nuevo entre ellos. En este proceso, el fenómeno psicológico de la
disonancia cognoscitiva habría jugado un papel muy importante.
Javier Alonso,
autor del libro La Resurrección. De hombre a Dios (Arzalia) expone y analiza
estos argumentos en una interesante entrevista servida por Gabriel Andrade.

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